Lydia Davies

Alpha Decay 2014

Quién no ha tenido un final de la historia. Pero nunca la había visto escrita de esta manera magistral, con todo el dolor que ocurre en el cuerpo, la vergüenza, el vacío y también el aburrimiento, los detalles indecibles, propios de una historia de amor como muchas otras. Parece ser una característica más propiamente femenina, la honestidad mostrada por la autora para llegar con las palabras hasta el fondo, buscando una y otra vez la verdad que nos elude, sin importar qué moleste o que nos muestre con una luz desfavorable. Lydia Davis lo logra a través de un estilo virtuoso, nuevo, tentativo, que va y vuelve, recreando por un instante esa pesadilla que parece interminable y que nos obliga a repasar, una y otra vez, lo que pasó.
“De camino al apartamento paramos para comprar una baraja, unas cuantas cervezas y una bolsa de triángulos de maíz. Ahora veo, y lo sentía entonces, aunque intentara no pensarlo, que me aburría, que sin las cartas, la cerveza y los aperitivos no hubiera sabido qué hacer con él, y que esas cosas apenas disimulaban el vacío entre nosotros, en aquel cuarto: eran la distracción que necesitaba para preferir estar allí con él, en vez de sola, en casa, comiendo y leyendo, algo mucho más absorbente que su compañía”.
Hay que leer a Lydia Davis.

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Octubre 30, 2022