El Jugador
Fiódor Dostoievsky

¿Por qué una novela es capaz de ser leída por muchas generaciones de lectores, manteniendo su interés y otras no? ¿Cuánto tiene una obra del “espíritu de su época” y cuánto del genio individual de su autor? ¿Se pueden separar ambos? La verdad es que estas preguntas no tienen nada de originales y se plantean desde el inicio de los tiempos.

Siempre ha existido esta tensión, no solo en la literatura, sino en la vida, entre quienes buscan comprender toda acción del ser humano a partir del conocimiento del entorno donde se sitúa y quienes creen más en esa chispa única que tiene cada uno en su interior.  Dejemos a cada uno situarse donde quiera en esta larga y compleja línea que va de una a otra visión de las cosas.

En el caso de las novelas no hay duda de que las que perduran contienen en sí mismas ambas riquezas: está presente el genio único de quien las crea y también responden a un momento histórico, a un lugar, a una forma de vida.

FIódor Dostoievsky vivió y escribió en el llamado siglo de oro de la literatura rusa: el siglo XIX. En ese entonces el imperio ruso era un estado inmenso entre dos continentes, Europa y Asia, y era gobernado en forma absolutista por los zares quienes concentraban todos los poderes y controlaban el imperio a través de una compleja y burocrática red administrativa y policíaca.

La sociedad rusa sin embargo, a pesar de los  esfuerzos de los sectores más reaccionarios, no permaneció ajena a lo que ocurría más allá de sus fronteras donde la Revolución Francesa , y luego Napoleón, habían extendido por el mundo los anhelos de igualdad, libertad y fraternidad.  Para muchos jóvenes, empleados, militares, profesionales, intelectuales, ya no era posible seguir sosteniendo las profundas desigualdades sociales de un sistema basado principalmente en la mantención de la servidumbre. Todos los intentos por permitir que estos nuevos aires de reformas y libertades soplaran sobre Rusia fueron reprimidos duramente durante todo el siglo XIX.

Dostoievsky fue uno de esos jóvenes que anhelaba que Rusia, sin perder su alma cristiana y eslava que el escritor amaba, se abriera a las reformas que le permitieran salir de su atraso social y económico. Sobre  él cayó la represión del régimen autocrático y fue arrestado por la temible policía en 1849 acusado de pertenecer al grupo intelectual liberal llamado Círculo Pretrashevski, bajo el cargo de conspirar contra el Zar. Fue llevado a la fortaleza de San Pedro y San Pablo donde debió sufrir el trauma de un simulacro de fusilamiento para luego ser trasladado a un campo de trabajos forzados en Siberia.

De esta experiencia devastadora surgió el escritor que llenaría de admiración al mundo entero  con obras como Crimen y Castigo y Los Hermanos Karamazov. Su vasta obra contiene todas sus experiencias, sus heridas y esa dualidad tan propia del alma rusa entre el fervor religioso y la violencia de sus pasiones.

El jugador de Fiódor Dostoievsky (1866) es una novela muy corta que el autor escribió  en solo un año como única forma de saldar una deuda, que de no hacerlo, lo llevaría a la ruina.  A pesar de esta escritura contra el tiempo – tiempo que le sirvió también al escritor para enamorarse de la dactilógrafa que se convertiría en su mujer- la breve novela contiene todos los temas recurrentes en la obra del ruso.

Con algunos elementos autobiográficos que recuerdan un período de la vida del autor en que el autor viajó por Europa un poco sin rumbo,  quiere mostrar la fragilidad del hombre  abandonado a si mismo y lo volátil que es la naturaleza humana si no está sostenido por el Dios cristiano. En la obra se pueden encontrar las principales ideas presentes en toda la obra del Dostoievsky, pero en un tono que transita entre el drama y algo de comedia: el amor por el dinero, el suicidio, la crisis de los valores familiares, la reafirmación de lo ruso.  Sus personajes, enfrentados a situaciones extremas,  se mueven en un mundo carente de valores  en el que cse debe actuar sin más guía que su propia conciencia.

¿Es una novela clásica? Cada lector debe evaluar si, más allá de un lenguaje, unas costumbres o una moda que  nos parecen extrañas, el autor consigue expresar lo propiamente humano, describiendo algo del mundo que le tocó vivir y desde allí afirmar su propia y única personalidad.

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Septiembre 30, 2022

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